Seguidores

treboles

treboles

sábado, 16 de octubre de 2010

Capítulo dos- "encuentro"

CAPÍTULO 2

Entré en el coche en silencio, no quería hablar con mi madre estaba apenada por que no me había podido despedir de Jared, no lo había vuelto a ver desde nuestro último encuentro, por mas que le dejaba mensajes y más mensajes en su móvil, el me contestaba diciendo que no podía quedar conmigo, que estaba muy liado.

Mamá metió las llaves en el contacto diciendo

-Wenolf allá vamos.
Pero en que piensa, sabe perfectamente que odio irme a Wenolf y ella tan soriente anunciando nuestra despedida de mi pueblo Stone. Eche el último vistazo y miraba lentamente como iba desapareciendo a lo lejos.

Llegamos al cabo de unas horas, menos mal por que no aguantaba más tiempo encerrada en el coche con ella.
Cuando miré afuera apareció ante mi, una de las casas más hermosas que jamás en mi vida había visto.

-Bonita verdad.
Le giré la cara no quería reconocer todo lo que me gustaba la casa nueva.
-¡cecily, cecily!
A lo lejos se acercaba una señora que gritaba el nombre de mi madre.
-kaitlin dios mio ¿que haces aquí?
Así que ella era una de las razones por las cuales yo había tenido que dejar Stone “gracias” pensé.
- Quería ser la primera en darte la bienvenida a Wenolf.
Kaitlin era rellenita de pelo negro corto por lo que verla saltando y gritando podía producirte cierta gracia.
-Que amable kaitlin , ah esta es mi hija Abby.
-Que guapa es.
No sabía que contestar a eso, así que me quedé callada, esto no pareció ser lo suficiente que tuvo que acercar sus manos y tocar mi pelo rojizo.
Me sentía incomoda :
-Mamá voy a ir entrando en la casa, quiero verla.
-De acuerdo Abby pero ve con cuidado.
Era una casa pero que clase de peligro podía haber.
Cogí las llaves y me dispuse a entrar. Me quedé asombrada , por dentro era todavía más bonita.
El hall era enorme , así que me recorrí todo el salón, los muebles que en el habían parecían tan antiguos que esperaba que no fuera así de anticuado todo el mobiliario, entonces pensé en la cocina, si era anticuada no había lavavajillas no había microondas, que clase de cavernícolas habían podido vivir así.

- Es preciosa y no finjas que no te gusta, se que te encanta Abby. Dijo mi madre entrando por la puerta
- Vale admito que me gusta.
- La encontré por casualidad , no ha vivido aquí nadie desde 1840, es Exclusiva
-Eso explica por que los muebles son tan anticuados, voy a ver mi habitación
-Subiendo las escaleras la segunda puerta a la derecha.
Se escuchaban sus gritos cuando ya había terminado de subir.
Al abrir la puerta de mi habitación me quedé impresionada, simplemente me quedé sin palabras.
Era una habitación enorme , mi cama era tan grande y estaba cubierta con un dosel.
Me recosté encima de ella pensando que el lunes tendría que empezar en el nuevo instituto, tendría que conocer a gente nueva, pero y si ellos no me gustaban o si no le gustaba yo a ellos.
Así que me acosté en la cama hasta quedarme completamente dormida.

Los días siguientes fueron lo mas aburrido, nos pasamos todo el fin de semana colocando nuestras cosas, limpiando la casa por que a ser honestas estaba bastante sucia.
El domingo mi madre se empeño en enseñarme el pueblo y yo aproveché para echar un vistazo a los chicos y chicas que había a mi alrededor, se veían todos tan felices que me dieron envidia.
Mientras íbamos paseando por el parque un chico alto,moreno y con unos ojos profundamente azules se acerco.

-¿Eres nueva en la ciudad?
- Si
-¿Eres Abby?
- Si ¿Como sabes tu eso?
El simplemente sonrió se dio la vuelta y se alejo.
Era el chico más raro que he visto en mi vida , mi madre puso una estúpida sonrisa en sus labios.

Después de cenar me fui a la cama mañana , era el día que más temía el primer día de instituto. Odiaba como sonaba eso.
Pero al intentar dormirme no podía parar de pensar en el encuentro con el chico del parque.

jueves, 14 de octubre de 2010

Capítulo 1-"Cambio"

CAPÍTULO 1

Crucé la puerta de mi cuarto con resignación, odiaba tanto su decisión, por que por que ahora teníamos que mudarnos “Es estúpido”Pensé.
No quiero irme no quiero irme.
Mi madre decidió que lo mejor para ella era mudarnos a Wenolf si, se por que ha tomado esa decisión, al parecer el estar divorciada no era lo bastante deprimente para ella, los chicos de Stone
ni se le acercaban, si pensara un poco mas, por que por que solo piensa en ella, ¿y yo? ¿que va a pasar con mis amigos?


  • ¿puedes estar en contacto con ellos mediante internet? ¿O mediante cartas postales? ¿En que siglo vivirá mi madre eso ya no se lleva.?
  • Claro mama, y por que no es mejor que dejemos todo como esta, aún estamos a tiempo de quedarnos aquí y vivir nuestra vida como siempre.
  • Abby, sabes que eso no puede ser, me han ofrecido un puesto en la empresa de kaitlin, mi amiga

Mi madre era asesora financiera, si todo un empleo, yo lo considero lo más aburrido del mundo, la ventaja es que casi siempre está absorta en el llegando incluso a traerlo a casa, por lo que a mi me beneficiaba, podía estar a mi aire.

  • Cielo sabes lo importante que es este cambio para mi, así que por favor ve a la tienda de la señora June y pregúntale si tiene algunas cajas para poder embalar nuestras cosas.
Pase de discutir con ella, al fin y al cabo no iba a sacar nada más,no iba a conseguir quedarme en Stone.
Stone era el pueblo en el que crecí desde que era pequeña, a pesar de ser pequeño teníamos lo indispensable colegios, supermercados.....
Allí estaban mis amigos de toda la infancia, crecí con ellos, compartí todo con ellos. Especialmente con Jared, el es mi novio, es el atleta de la escuela, un chico rubio, con su cuerpo tan fuerte, el chico que cualquier chica de Stone pudiera desear.
Sabía que era la envidia de toda la escuela, cada vez que caminaba con el, cuando me besaba en público, aquello era algo que me encantaba hacer.

Me dirigía hacia la tienda de la Señora June absorta en mis pensamientos, cuando de repente dos chicos pasaron con sus bicis tan cerca de mí, que fue una suerte que me apartara a tiempo, el instinto supongo.

Entré en la tienda de la señora June.

-Abby que guapa estás esta mañana.
-Gracias Señora June.
-Tu madre me ha contado que os vais pasado mañana a Wenolf es una gran ciudad o eso dicen.
-Si, nos vamos, a pesar que la idea no es de mi agrado.
    • Te entiendo para ti debe de ser duro todo esto, dejar a atrás a tus amigos, tu infancia, a ese chico rubio que me han dicho que andas de la mano con el.
    • Si , eh... Balbuceé. Me puse tan roja, a pesar de que la Señora June era simpática no me gustaba que hablara de esas cosas conmigo, ya tenía una edad y no me sentía cómoda. Mi madre me ha dicho que viniera a buscar cajas para embalar cosas ¿Tendría usted alguna?
    • Déjame ver.....

Al cabo de unos segundos entro al almacén y me quedé sola en la tienda, estaba mirando algo en uno de los estantes de la tienda, cuando de repente alguien me susurró al oído. “No te vayas”
Era Jared, me sorprendí tanto, estaba tan lindo como siempre.

-Jared ¿que haces aquí?
-Por favor Abby no te vayas, no puedo estar sin ti. No podía creer que esa frase había salido de sus labios.
Jared iba vestido con un nike que le apretaba tanto que era  posible imaginar lo que había debajo de el.

-No es decisión mía, es de mi madre, le ha surgido un nuevo empleo en Wenolf podré venir algún fin de semana solo estaremos a 4 horas de distancia.
-Eso es demasiado Abby
-Jared siempre estarás en mi corazón, se que esto funcionará, lo se, por que te quiero.
-Abby....Yo..Te quiero.

Nos dimos un beso apasionado, el llevar una relación a distancia no iba a ser fácil, pero iba a funcionar o eso quería pensar, no estaba segura de cuando podría venir a verlos a todos de nuevo así que deje de meditarlo.
Jared se separó de mi, justo a tiempo de que la señora June entrara por la puerta.

-Este es el joven rubio que te he dicho Abby.
Jared y yo nos sonrojamos al mismo tiempo.
-Hola señora June, soy Jared.
-Encantada Jared, ahora venga Ayuda a Abby con estas cajas.

Los dos cogimos las cajas y salimos de la puerta, le agradecí a la señora June su amabilidad y ella me respondió con una sonrisa.
Jared me dejó en la puerta de casa no sin antes darme un beso de despedida, no quería que fuera la última vez que nos viéramos, no, eso no podía ser.